Seamos honestos, el mundo está llegando a su límite debido a la presión constante que la humanidad ejerce en el medio ambiente por el consumo masivo. Todos los días, a cada hora, prácticamente cada minuto se extraen más recursos para satisfacer la demanda de bienes y servicios, muchas veces sin importar el impacto que esa práctica genera en el planeta. Uno de los problemas recientes que pone mayor estrés a los recursos naturales es el de la fast fashion (moda rápida).
Moda rápida
De acuerdo con Greenpeace, el concepto de fast fashion, o moda rápida, se refiere a los grandes volúmenes de ropa producidos por la industria de la moda, en función de las tendencias y una necesidad inventada de innovación, lo que contribuye a poner en el mercado millones de prendas y fomentar en los consumidores una sustitución acelerada de su inventario personal.
A pesar de estos grandes volúmenes de ropa fabricados en todo el mundo, la historia muestra que nunca se satisfará la necesidad de la humanidad de poseer cada vez más y lucir siempre a la moda. Esto genera un círculo vicioso, que por más que busque acabar con la demanda, genera una sensación de necesitar más de ese producto o servicio, sin importar las consecuencias que eso genere.
Aunque no lo parezca, es muy preocupante. Según datos de la UNCTAD el rubro de la moda utiliza cada año 93,000 millones de metros cúbicos de agua, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas, y que también cada año se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a 3 millones de barriles de petróleo. Además, la industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos, con las consecuencias que ello tiene en el cambio climático y el calentamiento global.
Tiempo de generar soluciones para la moda
La humanidad demanda los recursos que ofrecerían 1.7 planetas Tierra, muestra un análisis de la organización WWF. Esta carga genera una mayor presión para un planeta de por sí se encuentra al límite de sus capacidades. Por fortuna, siempre existen seres humanos preocupados por el medio ambiente que se han puesto a trabajar para crear soluciones en el sector de la moda para darle un respiro al planeta.
Según una noticia de Forbes México, Adrián López y Marte Cázares, orgullosamente mexicanos, desarrollaron una piel sintética hecha con nopal, también llamada Cactus Leather, con la que pretenden reducir el impacto ambiental y revolucionar la industria textil. La propuesta pretende reducir muertes de animales a causa de la venta de cuero y piel, así como el ahorro de agua en la industria. “Coincidimos en que todas las industrias que manejan pieles sintéticas, como la automotriz, la mueblera y la de moda, enfrentan un problema muy grave que es la huella ambiental que dejan sus productos”, comentó Adrián López.
Pamela Nicole Mecalco Bello, estudiante de la Universiad Iberoamericana, es otra mente brillante que le gusta la moda y está preocupada por el medio ambiente. A través de su proyecto Sargassum, que utiliza el sargazo para crear algo similar al fieltro, ganó el Premio Nacional de Diseño: Diseña México, en la categoría diseño textil. La propuesta de la joven es sumamente importante, ya que sería un granito de arena para ayudar a combatir el problema del sargazo, que de acuerdo con la UNAM, está causando mortalidad de flora y fauna cercana a la costa donde sus concentraciones son elevadas. Su idea la llevó a consultar con personas expertas en textiles, en fibras y a buscar a arquitectos y químicos para ofrecer esta solución y generar un cambio de mentalidad.
En un nivel más grande, Adidas está creando tenis a través de su propuesta “A Mission for Our Oceans,” donde con un movimiento global está ayudando a proteger los océanos mediante la recolección de desechos plásticos en las costas para convertirlos en productos de alto rendimiento como tenis. Esto demuestra que las grandes marcas de ropa, también pueden contribuir al cuidar de la Tierra.
No todo lo que luce bien en la moda, luce bien en el medio ambiente. La industria de la moda debe considerar seriamente que el fast fashion o moda rápida es más un problema que una solución y hoy más que nunca se deben de pensar en atuendos para las personas que duren más de un par de usos. El mundo lo agradecerá y también los bolsillos de millones de personas.
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