Ya es 2022 y la tecnología se vuelve cada día más importante para el desarrollo de la vida cotidiana. Las personas continúan entreteniéndose, adquiriendo bienes y servicios, pagando cuentas e incluso trabajando de manera remota a través de sus diferentes dispositivos, principalmente desde sus celulares. Esta constante evolución hace indispensable adaptarse a esta nueva realidad digital, pero al mismo tiempo los riesgos se vuelven más complejos y los ciberdelincuentes aprenden nuevas formas para adelantarse a esos cambios y así cometer ciberdelitos como el robo de identidad digital.
Robo de identidad digital
Al pasar mucho tiempo del día en el celular, las personas concentran muchos de sus datos e incluso de sus cuentas en este dispositivo. Es ahí donde tienen acceso a sus cuentas de banco, del trabajo, de los correos, la escuela, su suscripción a alguna plataforma de streaming, etc. Conforme pasa el tiempo y nos adaptamos a esta nueva realidad que se aceleró por la pandemia, la gente se ha acostumbrado a concentrar su vida en ese pequeño dispositivo que cabe en la palma de la mano y a raíz de ahí muchos han descubierto el lado oscuro de la innovación tecnológica.
En México, tan sólo en el segundo trimestre del del 2021, se registraron 30,321 reclamaciones de usuarios por posible robo de identidad, de acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF). Según Microsoft, el robo de identidad consiste en la recopilación de información de un usuario para suplantarlo, cometer fraude e incluso hacer movimientos financieros a su nombre. Ésta información incluye datos como nombre, dirección, contraseña, PIN, correo electrónico, cuentas bancarias, etcétera.
Robo de identidad a través de un celular robado
Esta concentración de sus actividades diarias en este dispositivo puede ser aprovechado por los delincuentes a la hora de robar un celular y vulnerar incluso la ciberseguridad de la nube. Imaginemos esta situación: una persona se encuentra caminando mientras pide un servicio de taxi por aplicación a su madre. En lo que realiza esta operación, unos delincuentes pasan veloces en una motocicleta y le arrebatan el aparato, que por supuesto está desbloqueado. Tiempo después descubre que no puede acceder a su laptop y que sus correos han sido bloqueados. De igual forma la persona decide ir al banco a cancelar sus tarjetas pero le informan que se han hecho diferentes transacciones. Por difícil que parezca esta situación ocurrió en la vida real y fue difundida por un periódico de circulación nacional.
Aún a estas alturas, las personas siguen dejando de lado y restándole importancia a cuestiones básicas de ciberseguridad en la nube como una contraseña robusta o activar el Código de identidad de fabricación del equipo (IMEI por sus siglas en inglés: International Mobile Equipment Identity) un código que los fabricantes de celulares asignan a cada equipo que distribuyen, y que permiten su identificación a nivel mundial. Mediante el IMEI el operador bloquea el teléfono e impide que se siga utilizando en su red o con la de otra otra empresa.
Según la firma Kaspersky, actualmente México es el segundo país más afectado en toda Latinoamérica por los ciberataques; situación que se acrecentó el año pasado, ya que en los primeros 8 meses de 2021 se alcanzó la misma cifra de ataques totales de 2020, registrándose un promedio de 299 ataques por minuto, y según Sophos, el costo promedio por ciberataque exitoso en México equivale a 2.03 millones de dólares.
De acuerdo con VU Security, la identidad digital está dividida en todas las cuentas que las personas manejan. Ese descontrol de la información y por ende de la identidad digital, cobra mayor relevancia en la actualidad cuando el auge del cloud computing (que se refiere a ofrecer servicios a través de la conectividad y gran escala de Internet) está conectando a millones de usuarios y compañías alrededor del mundo. Para evitar esas amenazas, es necesario que las personas tomen conciencia sobre esta problemática y cómo permea todos los aspectos de la vida cotidiana; así como los segmentos de negocio, empresas y organizaciones, sin distinción de tamaño o si son del ámbito público o privado.
La tecnología por sí misma no es buena o mala, pero puede ser usada de ambas formas, así que siempre debe existir un pensamiento crítico para su uso y consumo. Para evitar riesgos y caer en manos de ciberdelincuentes, realizar acciones tan sencillas como implementar una mejor contraseña o la activación del IMEI pueden ser el factor definitivo para no experimentar el lado oscuro de la tecnología.
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